De sobra es conocido el paraje de las Tablas por su condición de Parque Nacional, no obstante, es uno de los espacios que menos espera encontrar el visitante en su viaje por la árida llanura manchega, dado su carácter de humedal.
Como tal es un reducto vital para una extensa fauna que se encuentra representada por numerosas especies, como la nutria, el pato colorado o la grulla, poniendo de manifiesto la amplia biodiversidad que caracteriza al parque y le confiere su principal atractivo.
Las Tablas es un lugar que no se deja conocer con facilidad, sino que hay que explorarlo con el mimo y el cuidado de que las lluvias le han privado, convirtiéndolo en un paisaje cerrado para el visitante extraño, pero que comparte sus virtudes y excelencias con quienes hacen el esfuerzo por conocerlo.
Dentro de él se descubre la vida que pugna por desarrollarse, se sueña con puestas de sol que recuerdan vagamente a su lejana pariente africana, y se vive la historia que rezuma en un espacio que dio cobijo a gentes que supieron respetarlo y conservarlo.
Al sol de La Mancha sus aguas resplandecen como cuchillos que hieren los extensos masegales y carrizales, donde anidan las miles de aves que encuentran, en sus migraciones anuales, un merecido y necesario descanso para solaz de los visitantes, que nos maravillamos de tan singular espectáculo.