El Juego de las Caras es un evento que merece especial atención dentro del calendario festivo de nuestra provincia,no en vano está declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Es originario de la localidad de Calzada de Calatrava y tradicionalmente se ha celebrado el día de Viernes Santo, en un intervalo que transcurre entre la procesión de la mañana y los santos oficios a primera hora de la tarde, y en este juego se apuestan grandes cantidades de dinero.
Tal es su popularidad que se ha extendido en el tiempo y el espacio
Pero la popularidad de Las Caras ha llegado a tal extremo que ya no solo se celebra el Viernes de Pasión. El juego tiene ahora lugar, aunque con muchos menos participantes, todos los días de la Semana de Pasión y algunos fines de semana en la Cuaresma, y ha llegado incluso a extenderse por poblaciones vecinas como la populosa Puertollano.
Veamos las reglas del juego
Se inicia con una ceremonia en la que los subastadores o barateros (organizadores y directores de las apuestas) pintan con cal un amplio círculo.
Son dos las clases de participantes en el corro: los jugadores rasos, los llamados «puntos», y quienes hacen de banca hasta que pierden y ceden su puesto a otros jugadores.
Los puntos, entre 20 y 30 por jugada normalmente, apuestan su dinero (generalmente uno o varios billetes de 1.000 pesetas, e incluso hasta 100 verdes en algunos casos) y lo dejan en el suelo, dentro del círculo, junto a sus pies. La banca deposita la misma cantidad.
Y… a jugar: el banquero lanza al aire dos monedas de cobre de diez céntimos de la época de Alfonso XII, las llamadas «piezas».
Si salen cruces, cada apostante recupera el dinero que había jugado y gana la misma cantidad que hubiera apostado. Si salen las dos caras, vence la banca. Y si sale cara y cruz, en paz, nadie gana, volviéndose a repetir el lanzamiento de las dos piezas.
Un juego cuyas raíces se pierden en el tiempo
Declarado Fiesta de Interés Turístico Regional, este es un juego callejero tradicional de simples reglas aceptadas por todos, cuyas raíces cristianas se pierden en el tiempo y que ni siquiera que ni siquiera las más estrictas restricciones del franquismo consiguieron derrocar.
Dos son las hipótesis sobre su origen: el reparto de la túnica portada por Cristo hasta el Calvario que realizaron soldados romanos jugando a los dados, o el juego a que Judas se entregó antes de ahorcarse con los 30 dineros que cobró por vender a Jesús.
La tradición del juego en Calzada de Calatrava
Algunos vecinos de Calzada son bien conocidos por la afición desmedida que muestran a este juego, frecuentemente arropado por la ingestión de alcohol.
Entre los más célebres jugadores se cuentan personajes como Romanones, Tomás El Gitano, Me Cachis, Palomo, Benito El Culón, Cara Antigua y Juanaco. De este último, ya fallecido, algunos vecinos cuentan que llegó a sacar un año 15 caras seguidas, dejando «pelado a todo el corro del casino».
Dice la leyenda que el propio Juanaco tuvo que prestar dinero a algunos de los perdedores para que pudiera proseguir el juego.
Entre las ganancias más sonadas se cuentan algunas de hasta un millón y medio de las antiguas pesetas. Y hay jugadores que, ellos solos, han llegado a perder hasta 700.000 pesetas.
Todos, ganadores y perdedores, aceptan su destino con elegante corrección. «Aquí nunca nadie se ha peleado ni ha habido papeletas ni trifulcas por perder o ganar», comenta un joven, agricultor y empedernido jugador de Las Caras.