La ruta del Boquerón del Estena discurre por el entorno del Parque Nacional de Cabañeros, en un paraje de vegetación mediterránea donde el cauce del río Estena corta las cuarcitas propias de los Montes de Toledo encajando el mismo en un valle de gran belleza.
Dada la considerable distancia de la misma proponemos algunos puntos de interés con el fin de hacerla más llevadera, sobre todo en el caso de viajar con niños.
El aperitivo: aprender y jugar
La primera parada la realizaremos en el Centro de Interpretación de Casa Palillos donde podemos elegir entre contratar una visita al Parque Nacional de Cabañeros o simplemente informarnos del mismo para continuar por nuestra cuenta.
En nuestro caso elegimos la segunda opción y planteamos una ruta más independiente…
Dependiendo del planing horario que os hayáis marcado, llegados a este punto podéis optar por continuar hasta el cercano Centro de Interpretación y zona recreativa del Pantano de Torre de Abraham. Se trata de un área recreativa a los pies de la presa del mencionado embalse, que cuenta con aparcamiento, zona de picnic, zona infantil y un centro de interpretación de la zona atendido por personal del parque. Desde este lugar se inicia una ruta siguiendo el cauce del río Bullaque que discurre por un entorno llano propio de los bosques de ribera, muy aconsejable para realizar con niños.
El plato principal: el Boquerón del Estena
En este punto habrá quien se dé por satisfecho tras haber pasado un día de campo agradable, pero si os quedáis con ganas de más, recomendamos llegar hasta el final de esta ruta propuesta, que es el llamado Boquerón del Estena.
Desde la cercana localidad de Navas de Estena podemos continuar por un camino hasta una suerte de aparcamiento que nos permitirá acercarnos lo más posible al inicio de la ruta. Dependiendo de la época del año y las lluvias acontecidas en los días previos, tanto el camino como la zona de aparcamiento pueden presentar encharcamientos que dificulten su tránsito. Aunque no es necesario disponer de un vehículo todoterreno para llegar a este punto, es aconsejable extremar las precauciones si viajas con un turismo (nosotros hemos accedido numerosas veces con un turismo sin problemas)
La ruta discurre paralela al cauce del río Estena, usando los restos de una carretera que nunca llegó a terminarse, por lo que el tránsito es realmente fácil y no requiere ningún tipo de experiencia previa. En un momento dado se atraviesa este cauce y es aquí donde puede producirse algún problema. Existe una pasarela para cruzar, pero a veces las crecidas del río destruyen la misma y no queda más remedio que saltar de piedra en piedra, con el riego de algún chapuzón involuntario.
Además de la belleza del paisaje, es interesante la fauna y la flora del lugar, cuya información está recogida en cartelas a lo largo del recorrido, así como la presencia de fósiles, cuyo ejemplo más llamativo es el gusano de varios metros de longitud que podéis ver en la fotografía.
Al no ser un recorrido circular, no queda más remedio que darse la vuelta por el mismo trayecto cuando nuestras fuerzas, ganas o la valla que indica el final de la misma no nos permitan continuar. La distancia máxima a recorrer, hasta la mencionada valla, es de 2,5 km, por lo que la ruta completa sería de 5 km, que tardaréis una hora en recorrer.
Si antes de llegar aquí obviasteis las paradas anteriores y aún necesitáis comer, al margen de la oferta hostelera de las inmediaciones, podéis utilizar la cercana Área Recreativa del Acebo y las Fuentes.
La guinda: Santa María de Melque
Y para estos mismos casos en los que aún disponéis de tiempo, si queréis completar la jornada con una oferta cultural, a unos 50 km. al norte, en la localidad de San Martín de Montalbán, tenéis el castillo del mismo nombre y la Ermita de Santa María de Melque, un impresionante ejemplo de arquitectura visigótica con un centro de interpretación para su mejor comprensión.
¿Qué os parece nuestra propuesta? Es una ruta ideal para hacer con vuestros hijos, pasar un divertido día en familia al aire libre con picnic incluido; y además de disfrutar de la naturaleza, podéis proponerles actividades como recoger plantas para hacer un pequeño herbolario, llevar la cámara y hacer un safari fotográfico o hacer una lección de historia cuando descubráis los fósiles.