Ruta del Valle de Alcudia y Sierra Madrona

Esta es una ruta de larga distancia que para ser aprovechada en su totalidad requiere disponer de la mayor cantidad de tiempo posible. Así que, tendréis que valorar tanto las horas diurnas que nos ofrezca el momento del año, como vuestra disposición a madrugar. Se desarrolla en uno de los espacios naturales más extensos y menos afectados por la acción antrópica que podemos disfrutar en la provincia de Ciudad Real, ya que, si bien la presencia del hombre ha sido una constante desde la prehistoria hasta la actualidad, la integración entre la naturaleza y la actividad humana desarrollada en la misma nos ha dejado un perfecto ejemplo de simbiosis entre ambas.

El Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona

El Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona  es un extenso paraje situado en la transición de la Meseta Sur a Sierra Morena, consistente en una depresión de 1200 km2 regada por diversos arroyos como el Alcudia, el Tablillas o el Guadalmez, que se desarrolla de este a oeste y está delimitada por sierras que acotan la misma al norte y al sur.

Un magnífico ejemplo de bosque mediterráneo

Se trata de uno de los ejemplos de bosque mediterráneo de mayor tamaño y mejor conservado , que alterna zonas boscosas primigenias sin alterar con grandes extensiones degradadas desde antiguo, que se conocen como dehesas. Estos espacios, fruto de su acondicionamiento para el uso ganadero, combinan grandes pastos, posibles gracias a la fertilidad del valle y su irrigación, con ejemplares aislados de encinas de gran porte que permitían acoger bajo su sombra a la ganadería ovina extensiva que pastaba en sus alrededores. De hecho, esta función daba nombre de uno de los ejemplares de mayor tamaño conocido de esta especie, la llamada “encina de las mil ovejas” con una copa de 20 metros de diámetro. Por desgracia, fruto de su edad, de las podas a que fue sometida durante los años y a una enfermedad, a principios de 2019 se desplomó.

La Encina Milenaria

La Encina Milenaria

Las vías pecuarias

Este aprovechamiento ganadero estuvo ligado desde sus inicios a las prácticas de trashumancia llevadas a cabo desde la Edad Media por los ganaderos castellanos y leonesas, cuyo comercio con Europa, basado en la lana de las ovejas merinas importadas desde El Magreb, eran la base de su economía. La práctica en sí suponía el desplazamiento del ganado desde los pastos de primavera y verano en el norte, a los de otoño e invierno en el sur para aprovechar los mismos según las condiciones climáticas. Con el tiempo, dichas prácticas se institucionalizaron dando lugar al llamado Concejo de la Mesta, asociación de ganaderos fundada en el s. XIII por Alfonso X, el Sabio, y que contaba con numerosos privilegios, como la exención de servicios militares a la Corona. Su disolución en el s. XIX nos legó estas amplias reservas naturales tan poco alteradas y una amplia red viaria denominada pecuaria, cuyo mejor ejemplo, las Cañadas Reales, podían contemplar 100 m. de anchura y que hoy en día son la base de numerosas rutas de senderismo.

La minería

El otro gran recurso natural explotado desde antiguo en esta zona es la minería, que se desarrolla principalmente en las zonas montañosas tanto al norte como al sur. Sin duda, el aprovechamiento minero más importante y conocido, ya desde la antigüedad, es el de Almadén, situado en el extremo noroeste. De allí se extraía el cinabrio, conocido por los romanos como argetum vivum, del cual se obtiene el mercurio. De hecho, es el yacimiento de este metal más importante del mundo y las minas almadenense​s están declaradas Patrimonio de la Humanidad desde 2012.

Vista panorámica de la ciudad de Almadén

Vista panorámica de la ciudad de Almadén

Sisapo

Uno de los lugares que mejor representa esta dualidad, ganadera-minera, es el núcleo de La Bienvenida, actualmente apenas poblado pero que se asienta sobre los restos de la antigua ciudad de Sisapo, desde donde los romanos gestionaban el mencionado yacimiento de cinabrio de Almadén. Su actual nombre, sin embargo, está asociado a la ganadería, ya que tras haber sido desplazada por esta última localidad en cuanto al interés minero, vivió un segundo esplendor gracias a la trashumancia, que tenía en este punto el lugar de reunión de quienes arribaban a sus pastos, de ahí su nombre.

Yacimiento romano de Sisapo

Yacimiento romano de Sisapo, en La Bienvenida

A pesar de la importancia que atesora esta manifestación minera, dada la gran distancia que implica esta ruta, no vamos a incluir Almadén ni su entorno en la misma, ya que merecen, por méritos propios, una en exclusiva. Incluso excluyendo estos puntos de interés nos enfrentamos a una ruta de gran recorrido que nos obligará a elegir desgraciadamente entre sus múltiples y diferentes atractivos.

Minas de Horcajo

Tras atravesar el valle de Alcudia, cuyas vistas disfrutaremos desde el mismo coche, el primer destino de esta ruta es el pueblo minero abandonado de Minas de Horcajo. Este núcleo de población se formó alrededor de la mina de plata localizada en las inmediaciones en el s. XIX y hasta su abandono, a principios del s. XX, llegó alcanzar la cifra de 3000 habitantes.

Para llegar, tras bajar el Puerto de Niefla, abandonaremos la carretera en el punto indicado en el mapa para acceder mediante un camino en buen estado hasta el túnel que desemboca en el citado núcleo. Este camino se desarrolla en paralelo a un arroyo cuya agua y vegetación proporcionan cobijo a gran cantidad de fauna, por lo que, a primeras horas de la mañana es fácil observar ciervos en las inmediaciones.

NOTA: Existe otra opción para llegar a este punto que nos obligará a dejar el coche en la coronación del puerto mencionado y acceder, por un portillo situado a tal efecto, a una ruta a pie, siguiendo el antiguo trazado del tren minero, que desemboca en el mismo lugar (4,7 km.)

Este peculiar túnel era usado a principios del s.XX por un tren para acceder a los recursos mineros que se extraían en este yacimiento argentífero. Actualmente se puede recorrer a pie, en cuyo caso aconsejamos abrigaros, ya que incluso en verano la temperatura desciende bruscamente, o en coche, para lo cual hay dispuesto un sistema de semáforos para informar de la ocupación del túnel en cada momento. Recomendamos encarecidamente la primera opción, sobre todo si viajan con niños.

Tras atravesar este túnel, de un kilómetro aproximadamente, desembocamos en lo que queda del otrora pueblo minero. La práctica totalidad de las viviendas ha quedado reducida a sus cimientos y los únicos edificios en pie son aquellos que ostentaban alguna función pública, como la iglesia, el castillete de acceso a la mina, la central hidroeléctrica o el polvorín (colonizado por murciélagos).

A las afueras del pueblo, atravesando las vías del actual trazado AVE bajo un puente, se llega a un impresionante viaducto que usaba el antiguo tren para atravesar un collado. Sin embargo, el acceso está restringido y muy vigilado por hallarse en una finca privada.

En el extremo opuesto a la entrada también hallaréis una zona habilitada para comer a cubierto, con mesas y bancos de madera.

Senderismo

Tras volver a la carretera seguimos ruta hasta el Área Recreativa “Fuente del Almirez”, a la que se accede por una pista forestal en buen estado tras recorrer apenas unos 200  metros desde la carretera. Se integra en un paisaje de robles y pinos y está dotada de bancos, mesas, barbacoas y de la fuente que da nombre al lugar. Es un sitio muy recomendable para comer y descansar.
Alrededor de la misma tenemos la opción de que los niños disfruten con un espacio pensado para ellos, “el Bosque de las Huellas”. Se trata de un recorrido circular de apenas 850 m. jalonado de cartelas que describen los animales presentes en este ecosistema a través de sus huellas y acompañadas de su representación en el suelo mediante moldes de cemento.

En el caso de que no viajemos con niños o tengamos otras prioridades continuaremos hasta otra área recreativa, la del “Arroyo del Azor”. Esta es una zona de mayor tamaño, dotada de mesas, bancos, barbacoas y contenedores de basura, en un espacio arbolado en la ribera del río del Pueblo, alrededor de la ermita de San Isidro. Al igual que en el caso anterior, es un buen lugar para comer al aire libre si hemos previsto esa opción, si bien suele estar más concurrida y dada su cercanía a la carretera es algo más ruidosa. En el caso de que prefiramos un restaurante o el tiempo no acompañe, unos kilómetros más adelante tenemos la excelente propuesta gastronómica que ofrece el Complejo Turístico Los Azores, especializado en carnes de caza.
Desde esta zona de picnic se puede iniciar una ruta de senderismo  de gran interés que permite descubrir la llamada chorrera de las Sierpes. Para ello hay que atravesar el puente de madera que salva el arroyo, situado tras la ermita de San Isidro y abrir el portillo que permite el acceso a un magnífico bosque de robles y pinos por el que transcurre la ruta. El recorrido hasta la chorrera es de escasa pendiente y baja dificultad y tiene una longitud de 1,5 km. Para los más atrevidos o con ganas de andar más la ruta continúa otros 3,5 km. hasta el magnífico ejemplar de roble, llamado El Abuelo por su longevidad.

Pinturas rupestres

Otra opción interesante, complementaria y no excluyente, es continuar hacia la localidad de Fuencaliente, en cuyas inmediaciones encontraremos interesantes muestras de arte rupestre integradas en parajes naturales de gran belleza. Para ello volvemos a la carretera que hemos usado hasta ahora, y tras pasar una gasolinera, encontraremos un desvío a la izquierda en forma de camino rural. Continuamos por el mismo hasta el campo de fútbol municipal, donde hay otra zona de picnic, y allí giramos a la derecha para llegar, tras cruzar el punto limpio de la localidad, a un cruce a la izquierda que indica el lugar donde se puede iniciar la ruta. A pesar de que el camino, tras este último cruce, tiene más pendiente y está en peor estado apenas habrá que recorrerlo unos cientos de metros para llegar a una explanada donde aparcar. Desde aquí seguiremos a pie siguiendo el curso del río Cereceda entre un extraordinario paraje salpicado de robles, alcornoques y vegetación de ribera. El itinerario, de gran belleza y apenas 1,5 km. de distancia, se encuentra acondicionado con pasarelas, escaleras y pasamanos de madera y atraviesa una zona de gran riqueza faunística, en especial de quirópteros. Tras llegar a los pies de la cascada de La Batanera aún podremos ascender para coronar la misma y llegar a los abrigos rocosos que albergan las importantes pinturas rupestres mencionadas, debidamente protegidas mediante una cancela.

Si después de esta experiencia nos quedan ganas, tiempo y fuerzas podemos continuar por el camino que hemos descrito hasta otro ejemplo de pinturas rupestres, las del Abrigo de Peña Escrita, desde cuyo aparcamiento se accede fácilmente tras recorrer una buena pendiente.

Tras esta extenuante pero intensa ruta no queda más remedio que volver a casa y recuperar fuerzas para volver a la carga al día siguiente con otra de nuestras rutas propuestas.

 


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