La ruta que nos ocupa es una de las de mayor recorrido y más especializadas de cuantas proponemos. Tenedlo en cuenta a la hora de plantearos su recorrido ya que exige tiempo, esfuerzo y un particular gusto por la geología y sus manifestaciones, tanto naturales como humanas. Se trata de un recorrido por aquellos lugares vinculados por sus atributos geológicos que constituyen un monumento natural singular, en ocasiones complementados por una explotación humana desde antiguo que aporta un componente histórico y cultural.
Como decíamos, dada su extensión y complejidad, hemos planteado la ruta en dos jornadas. La primera abarca el entorno minero de Puertollano y la vulcanología del Campo de Calatrava, mientras que la segunda se centra exclusivamente en la singular y reconocida como Patrimonio de la Humanidad, la explotación de mercurio realizada en Almadén y su comarca.
Primera jornada: la minería del carbón y el vulcanismo del Campo de Calatrava
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Puertollano: del carbón al petróleo
El primer día partimos hacia Puertollano, ciudad con una honda tradición minera relacionada con la extracción de carbón, explotación que se ha venido llevando a cabo hasta finales del s.XX en que fue abandonada debido a la reconversión industrial y energética iniciada con motivos medioambientales, entre otros.
Debido a esta temprana y poco habitual ocupación en el sector secundario, Puertollano se convirtió en un polo de desarrollo industrial, que alcanzó su cenit con la implementación de la refinería de petróleo construida en los años 50, actualmente propiedad de Repsol, cuya influencia determinó otro de los grandes logros conseguidos por la ciudad, como fue su inclusión en el primer trazado ferroviario de Alta Velocidad, desarrollado entre Madrid y Sevilla, en 1992.
La primera parada la realizaremos en el Monumento al Minero, una colosal escultura de 9 m de altura realizada por el escultor andaluz José Noja, que se erigió en 1983 en el cerro de Santa Ana, dominando la ciudad y desde donde se tiene una espectacular panorámica. El acceso desde la carretera es complicado, solo hay una zona donde podemos aparcar el coche, unos 100 m. antes de llegar a la misma.
Tras esta panorámica de Puertollano continuamos ruta hasta el llamado Parque del Pozo Norte que, como su nombre indica, ocupa el antiguo solar de una de las minas de carbón explotadas en la ciudad y que en la actualidad es un amplio espacio arbolado donde se sitúa el Museo de la Minería, una interesante propuesta que destaca tanto por sus elementos exteriores, como el castillete del antiguo Pozo de Santa María o la máquina de tren a vapor, como por sus recreaciones en el interior que describen de forma didáctica la vida en la mina.
NOTA: A día de hoy el museo se encuentra cerrado por reformas y nos es posible visitar ni el interior ni el entorno donde se localiza.
Desde aquí podemos bajar al centro de la ciudad para visitar una de las manifestaciones más singulares originadas por el vulcanismo de la zona, la llamada Fuente Agria. Un manantial de aguas ferruginosas mencionado ya en las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1575 y que ha gozado siempre de una merecida fama por su propiedades digestivas y tópicas. El manantial se encuentra en el Paseo de San Gregorio, en el centro de la ciudad, protegido por un quiosco de forja del s. XIX y es accesible a todo el público.
Aprovechando que hemos llegado hasta el corazón de la ciudad, y tras haber aparcado convenientemente, no podemos dejar pasar la oportunidad de visitar el Museo Cristina García Rodero, una de las fotógrafas de mayor proyección internacional, galardonada con numerosos premios como la Medalla de Honor al Mérito en las Bellas Artes, el Premio Nacional de Fotografía o el Premio Dr. Erich Solomon, por citar algunos; y cuya obra se encuentra expuesta de manera permanente en museos de todo el mundo como el Reina Sofía o el Getty Center. Este museo, ubicado en el antiguo Ayuntamiento, recoge gran parte de su obra, relacionada con las tradiciones populares y las fiestas.
El Campo de Calatrava: los volcanes durmientes
Y tras este paréntesis fotográfico, dejamos Puertollano para dirigirnos a Poblete, donde haremos una breve parada en el Mirador de los Maares que, como su nombre indica, es un lugar desde donde divisar una gran cantidad de manifestaciones vulcanológicas, ayudados por una estupenda selección de recursos didácticos, como paneles, maquetas e incluso una app.
Desde Poblete tenemos la posibilidad de enlazar con otra de las rutas propuestas en esta sección como es la Ruta de la Orden de Calatrava, ya que desde esta localidad se accede al Parque Arqueológico de Alarcos.
Pero si nuestro interés se centra, en esta ocasión, en los aspectos geológicos, el siguiente destino será otro espacio didáctico, esta vez relacionado con el agua y los volcanes. Nos referimos al Centro de Interpretación del Agua Volcánica, situado junto a la Laguna la Inesperada, de Pozuelo de Calatrava. Esta laguna tiene su origen en el maar formado por la acción volcánica y cuando se encuentra en buenas condiciones de agua (lo cual no siempre ocurre debido a la escasez pluviométrica que sufrimos) alberga un interesante refugio de aves de todo tipo, entre las que destacan los flamencos.
NOTA: Actualmente el centro se encuentra cerrado debido a los desperfectos producidos por un incendio ocurrido en las inmediaciones.
Tras habernos empapado de conocimiento vulcanológico, el culmen de esta propuesta no podría ser otro que la visita a un volcán, el volcán de Cerro Gordo, en Granátula de Calatrava. Se trata de un volcán de tipo estromboliano cuya explotación minera sigue produciéndose en la actualidad. Gracias al acuerdo con la empresa promotora, el Ayuntamiento de esta localidad ha musealizado un espacio de 3000 m2 que constituye un extraordinario recurso didáctico dispuesto aprender y disfrutar de esta manifestación geológica.
Segunda jornada: la minería del mercurio
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La segunda jornada la dedicaremos enteramente a Almadén y su entorno, ya que no solo la distancia a recorrer es considerable, sino que el patrimonio que comprende es tan variado como extenso.
Almadenejos: el Almadén chico
La primera parada la realizaremos en Almadenejos, localidad cuyo nombre ya anticipa su relación con Almadén. En esta población se localizaba una de las minas de cinabrio, mineral del que se obtiene el mercurio, llamada de La Concepción. Para acceder a la misma se utilizaba un torno movido por bueyes que hacían subir y bajar una plataforma a modo de rudimentario ascensor. Aquí podremos disfrutar de uno de esos ejemplos, más concretamente del edificio que albergaba dicho dispositivo, que recibía el nombre de baritel.
El baritel de San Carlos, localizado en las inmediaciones de la mina, es un edificio de planta circular realizado en tapia y mampostería y rematado por una cubierta cónica de teja curva.
Además de este singular edificio, Almadenejos sorprende por el patrimonio minero que atesora, si bien se encuentra abandonado y sin posibilidad de visitarlo, como el cerco de buitrones que albergaba el horno Bustamante. Este ingenio, inventado en Huencavelica (Perú) por Lope Saavedra Barba en el s.XVII, permitía optimizar la producción de mercurio a partir del cinabrio.
Interesante resulta también la cerca construida alrededor de la población cuyo perímetro se conserva en gran parte, así como las puertas de que disponía, de las cuales actualmente solo se conserva la llamada de Almadén, muy reformada eso sí.
Almadén: el reino de Mercurio
Tras este sustancial aperitivo arribamos a la ciudad de Almadén, centro indiscutible de la producción de mercurio a nivel mundial. Para entender la importancia de la mina valen dos datos, ha estado en activo 2000 años y un tercio de todo el mercurio que ha utilizado la humanidad ha sido extraído de ella. La prohibición de seguir usando mercurio desde 2011, dictada por la Unión Europea debido al riesgo por envenenamiento, llevó al cierre de la mina, a pesar de los importantes recursos aún disponibles. Almadén, junto a la ciudad eslovena de Idrija, fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2012.
Las primeras referencias a la explotación del cinabrio se encuentran en autores como el geógrafo griego Estrabón, o los romanos Plinio y Vitrubio, quienes documentaron el uso del argentum vivum para extraer el bermellón, pigmento con el que se consigue un rojo anaranjado. Sus referencias sitúan el centro logístico en la ciudad de Sisapo, actualmente la Bienvenida, donde se conservan importantes restos de este establecimiento romano. Sin embargo, la actual población de Almadén debe su origen a los musulmanes, quienes construyeron un fuerte para proteger la mina (hisn al-ma´din), de cuya designación deriva el nombre actual.
Después de ser conquistado en 1151 por Alfonso VII, el enclave paso a manos de la Orden de Calatrava por cesión de Alfonso VIII en 1168. Ésta mantuvo su posesión hasta su absorción por parte de la Corona de Castilla en el siglo XVI, la cual mantuvo la explotación en su poder hasta que Carlos I cedió la misma a la familia de banqueros alemanes Fugger, como pago a los préstamos realizados por los mismos. Es en esta época cuando la importancia del mercurio alcanza su cenit, gracias a su utilización en los procesos de separación del oro y la plata de los minerales obtenidos en las colonias del Nuevo Mundo.
Tras el declive en la producción de metales preciosos a lo largo del S.XVII, la Corona recupera la titularidad pública de las minas, momento en que se inicia un lento pero innegable desarrollo que encuentra en el siglo siguiente su máximo esplendor gracias a la demanda de este elemento en la fabricación de instrumental ligado al desarrollo científico y al consiguiente impulso de Carlos III y Carlos IV, bajo cuyos reinados se construyen la mayor parte de los edificios que hoy podemos visitar: la Plaza de toros, el Hospital de Mineros, la Cárcel de Forzados, la Escuela de Capataces de Minas o la puerta principal de acceso al Cerco de Buitrones.
Una vez en Almadén iniciaremos la visita desde la plaza de toros, única hexagonal en España y una de las más antiguas sino la que más, fechada en 1752. Construida por los propios mineros como medida excepcional para ocuparlos tras un grave incendio en las minas, los ingresos que generaban, gracias a los festejos y al alquiler de las 24 viviendas que contenía, fueron destinados a la construcción del Real Hospital Minero de San Rafael (1755-1773), por iniciativa del superintendente Francisco Javier de Villegas. Este hospital, fue pionero en el tratamiento del hidrargirismo o envenenamiento por mercurio, también llamada enfermedad del minero, que producía un importante daño neurológico y por extensión en la implementación de la medicina laboral. Hoy en día acoge el Museo del Minero.
A continuación podemos acercarnos hasta la cercana Escuela de Ingeniería Minera e Industrial (UCLM) cuyo edificio se erigió sobre el solar que ocupaba la Cárcel de Forzados construida en 1754 en sustitución de la anterior institución denominada la Crujía, localizada al norte del casco urbano. Aquí se han recuperado parte de las celdas subterráneas que ponen de manifiesto otro de los grandes aspectos deplorables de la explotación del mercurio. A las ya de por sí precarias condiciones laborables que exponían a los mineros a múltiples enfermedades, generalmente mortales, se unía la utilización presos y esclavos que realizaban trabajos forzados.
La actual Escuela de Ingeniería, cuya existencia pudiera sorprender en una localidad de apenas 5000 habitantes, es la heredera de la gran tradición minera de Almadén en general y en particular de la primera Escuela de Capataces de Minas de España y cuarta de Europa, fundada por Carlos III en 1777. Del antiguo edificio podemos visitar, de forma presencial, su fachada en la calle Mayor de San Juan nº 72, y el interior en esta recreación virtual.
Desde este punto iniciaremos el acercamiento al culmen de la visita, no sin antes visitar el Castillo del Retamar, cuyos restos originarios de la primera construcción árabe del siglo XII se vieron alterados en el siglo XIV con las intervenciones de la Orden de Calatrava, obteniendo el resultado actual.
Unos metros más adelante se encuentran también los restos de la que fue vivienda del superintendente, cargo que se ocupaba de la gestión de las minas desde el siglo XVIII. Actualmente solo se conserva la fachada y alberga un pequeño parque. Junto a ella se ubica también la Iglesia de San Sebastián.
Tras esta visita ya solo queda disfrutar del mayor atractivo y reclamo turístico con que cuenta Almadén, si lo anteriormente visto no os parece suficiente. Se trata del Parque Minero que pone en valor las antiguas minas de mercurio. Aquí tendréis la posibilidad de hacer un recorrido histórico desde su explotación en el siglo XVI, gracias a los mencionados hornos Bustamante hasta su cierre en el siglo XX. La visita incluye espacios didácticos y museísticos que alternan con los escenarios originales, entre los que incluye una bajada a la mina mediante uno de los ascensores que usaban los mineros. La espectacularidad del entorno de la mina no debe amedrentar ni a los más claustrofóbicos, ya que a pesar de la bajada ésta se produce desde la cota más alta de un cerro por los que las salidas de emergencia se corresponden con la base del mismo. De hecho, para abandonar la mina tras la visita de la misma, se utiliza uno de los antiguos trenes mineros que hará las delicias de los más pequeños y los que no somos tanto.
Antes de dejar Almadén y tras concluir la visita del Parque, o antes si tuviéramos tiempo, no olvidéis acercaros hasta la puerta original del recinto mandada construir por Carlos IV.
Sisapo: las reminiscencias romanas
Por último, si el tiempo y las fuerzas lo permiten, en el camino de regreso a casa podéis hacer una parada exprés en el mencionado yacimiento de Sisapo, donde además de disfrutar de sus ruinas romanas encontraréis importantes ejemplos de vulcanismo en los llamados castillejos.
¿Os animáis a recorrer esta increible y original ruta por los lugares más interesantes vinculados a la mimería y el vulcanismo de la provincia de Ciudad Real?