Lagunas de Ruidera

Ruta por las Lagunas de Ruidera

La ruta que a continuación exponemos requiere, dada la distancia, de una jornada completa o más para su disfrute, y en ella alternaremos, como ya viene siendo habitual en nuestras propuestas, intereses culturales y medioambientales que aporten la necesaria variedad para hacerla más atractiva.

La primera parada, siempre opcional, es la localidad de Alhambra, cuyo topónimo comparte con el más famoso monumento de Granada. Su significado, en ambos casos, proviene del árabe y significa “piedra roja”, aunque en este caso alude al color de las areniscas sobre los que se asienta la población, y no al de las edificaciones, como es el caso de los muros del palacio nazarí. Estas areniscas son famosas desde la antigüedad dada su utilidad para producir piedras de afilar y ya los romanos conocían y apreciaban sus propiedades, por lo que aquí se estableció una población de esta cultura que recibió el nombre de Laminium.
Precisamente estos dos periodos, la antigüedad y el medievo, nos aportan los dos elementos que justifican una parada en esta localidad: el castillo musulmán y el Museo de Arqueología

A continuación llegamos a la localidad de Ruidera (Ciudad Real), puerta de entrada al Parque Natural del mismo nombre, a pesar de que éste se desarrolla en mayor medida en el término municipal de Ossa de Montiel (Albacete).

Descarga la app del Parque.

Origen de las lagunas

Este complejo lagunar, compuesto por 16 lagunas concatenadas, se forma gracias al rebosamiento del acuífero 24 y supone la génesis del posterior afloramiento de los Ojos del Guadiana y la formación del mencionado río. Aparte de la belleza del paisaje que genera este ecosistema su principal atractivo son las formaciones calcáreas llamadas barreras de toba o travertinas, creadas por la precipitación del carbonato cálcico en la transición de una laguna a otra.

A pesar del indudable valor paisajístico y medioambiental de este parque hay que advertir la profunda alteración que las actividades humanas han producido sobre el mismo. Primero por el abuso de las extracciones de agua del subsuelo para aprovechamiento agrícola, que se extienden a las comarcas circundantes provocando un grave problema ecológico y económico, y segundo por la nefasta gestión de los recursos turísticos que se desarrolla en las mismas, que producen una saturación de visitantes y una cuestionable conservación de sus valores medioambientales.
Aun así no deja de ser un espacio digno de visita, si bien hay que ser especialmente cuidadoso a la hora de elegir la forma en la que se lleva a cabo la misma.

Cuándo visitarlas

Para disfrutar del baño, ya que las lagunas presentan numerosos espacios habilitados para tal actividad, y/o de diversas actividades acuáticas la mejor opción, obviamente, son los meses de verano. Sin embargo, en esta época es cuando experimentaremos con mayor virulencia las deficiencias de una gestión insostenible ya que la saturación de visitantes resulta altamente contraproducente.

Para actividades más ligadas al disfrute del patrimonio, tanto cultural como medioambiental, la primavera y el otoño resultan más indicadas y satisfactorias, si bien, puntualmente pueden producirse aglomeraciones en los días festivos.

Dada su gran extensión y la peculiaridad de su trazado es prácticamente imposible visitar todos y cada uno de los atractivos que presenta en un solo día, por lo que, salvo que se pernocte en las inmediaciones, propondremos distintas alternativas dependiendo del tiempo disponible, la época del año y los intereses de cada uno.

Independientemente de la opción elegida siempre resulta conveniente comenzar con una visita al Centro de Recepción de visitantes del Parque  para formarnos una idea lo más acertada posible de que nos espera en nuestra visita.

Rutas por Las Lagunas de Ruidera

Alternativa 1: senderismo y baño

Un aperitivo

Comenzamos esta alternativa en las cercanías del Centro de Recepción, donde podemos disfrutar de un paraje de singular belleza como es la Cascada del Hundimiento.

El primer plato

A continuación, dependiendo de vuestros intereses y condicionado por la climatología, podéis optar por el baño, el senderismo o una mezcla de ambos.

Frente al camino de acceso que hemos utilizado para llegar al hundimiento se inicia una ruta de senderismo, denominada Camino del Margen Izquierdo, que bordea las lagunas por su lado más recomendable, pues el opuesto está formado por una carretera de tránsito incomodo y peligroso dado el alto tráfico que soporta.

Esta es una ruta lineal, no circular, por lo que tarde o temprano habrá que volver sobre nuestros pasos. La distancia máxima a recorrer sería de 9 km, hasta el camping de los Batanes y vuelta para atrás, es decir 18 km. andando.
El recorrido es asequible a cualquier persona ya que es prácticamente llano, durante el mismo se alternan las vistas de las lagunas, con posibilidad de baño en zonas que, si bien no están expresamente preparadas para el mismo, presentan fácil acceso, con zonas boscosas entre pinares, más alejadas de éstas.

A pesar de que es una opción personal darse la vuelta en cualquier momento os proponemos llegar hasta el enclave donde la laguna de Batanas da paso a la Colgada (6,8 km), ya que en este punto existe un paso natural practicable que nos permite acceder al otro lado. En este lugar, donde persisten los restos de una central hidroeléctrica abandonada se encuentra el restaurante el Huerto, donde podéis comer si no lo habéis hecho en ruta.

Si disponéis de dos coches y en uno solo de ellos podéis viajar todos, una opción es desplazarse previamente al aparcamiento de este restaurante, de modo que al terminar de comer podáis volver en uno de ellos en vez de desandar el trayecto anterior.

El segundo plato

Tras este primer plato y de vuelta a Ruidera podéis relajaros con una jornada de baños. Las mejores lagunas para este propósito son la del Rey y la Colgada, ya que ambas cuentan con playas más o menos adaptadas para esta actividad, aunque casi todas las lagunas cuentan con un espacio acondicionado para el baño. La primera se encuentra en la misma localidad y presenta una playa de guijarros, siendo su acceso libre; la segunda se encuentra en la carretera que une Ossa de Montiel con Ruidera, a medio camino entre ésta y el restaurante que acabamos de citar, y se conoce como “Entrelagos” ya que el hotel del mismo nombre la gestiona y cobra por los servicios que ofrece.

Además del baño hay numerosas empresas que prestan servicio de actividades acuáticas como cursos y alquiler de embarcaciones, patines, piraguas…, de modo que otra original forma de conocer las lagunas es surcándolas con algún medio anfibio, lo cual nos permitirá obtener vistas de otro modo imposibles.

Alternativa 2: tras los pasos del Quijote

La siguiente ruta puede ser tanto una alternativa como un complemento a la primera. En esta ocasión partimos de Ruidera y recorreremos la carretera que bordea las lagunas hasta llegar a las inmediaciones del Camping Los Batanes, en cuyo entorno encontraremos una gran cantidad de establecimientos hosteleros donde poder comer, si bien nosotros recomendamos el esfuerzo de alejarse un poco más hasta el Asador la Granja. Se trata de un local al aire libre junto a un cauce de agua, que nos permitirá disfrutar de un agradable murmullo mientras nos deleitamos con las especialidades de la casa, sencillas pero contundentes, pollo asado y pizzas en horno de leña.

La Quebrada del Toro

Frente al camping parte una carretera en dirección a Ossa de Montiel que deberemos seguir para llegar a la primera parada de esta ruta, sin duda uno de los mayores atractivos del Parque, la quebrada del Toro. Un impresionante y angosto tajo en un cerro, fruto de la actividad sísmica, que puede visitarse mediante la reserva correspondiente.

La Cueva de Montesinos

Desde aquí continuaremos hacia la Cueva de Montesinos , una formación geológica creada por la acción kárstica del agua donde se han hallado evidencias de su ocupación desde la Prehistoria. Su fama, sin embargo, deviene de su mención en los capítulos XXII y XXIII de la segunda parte del Quijote donde el famoso hidalgo mantiene una onírica aventura que da pie a la leyenda que explica el origen mítico de las lagunas:

“Ruidera y sus hijas y sobrinas, las cuales llorando, por compasión que debió de tener Merlín dellas, las convirtió en otras tantas lagunas, que ahora en el mundo de los vivos y en la provincia de La Mancha las llaman las lagunas de Ruidera; las siete son de los reyes de España, y las dos sobrinas, de los caballeros de una orden santísima que llaman de San Juan”

En la actualidad su visita se realiza únicamente de forma guiada mediante la misma empresa turística que gestiona también la Quebrada del Toro,  que aporta tanto material de espeleología como guías experimentados. Es altamente recomendable reservar previamente para evitar disgustos.

El Castillo de Rochafrida

Para continuar inmersos en el universo quijotesco, en las cercanías se localizan las ruinas del castillo de Rochafrida, el cual se menciona en la misma aventura del Quijote y que en la actualidad es de acceso libre.

Se trata de una edificación de carácter eminentemente militar ubicada en un entorno natural de gran belleza, que a pesar de estar en ruinas mantiene aún estructuras perfectamente identificables.

Castillo de Rochafrida, en Ossa de Montiel. Foto de Jjferia

La Venta del Celemín

Antes de volver aun nos queda una última referencia cervantina, constituida por la llamada Venta del Celemín, donde la tradición sitúa la casa del ermitaño que recibió a Don Quijote y Sancho tras la aventura de la Cueva de Montesinos según se cita en el capítulo XXIV de la segunda parte y que actualmente es una casa rural. Se trata de un edificio realizado en arquitectura vernácula con paredes encaladas y zócalos de azul añil cuya función fue muy demandada en el pasado para alojamiento de viajeros.

En este lugar, junto al que también se localiza la Ermita de San Pedro de Verona, podemos comer en el cercano Mesón Maese Pedro o hacer picnic bajo la sombra de un imponente nogal centenario, en las inmediaciones del arroyo Alarconcillo, que discurre a la espalda de este núcleo.

 

La guinda

Si después de terminar esta aproximación al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera os quedan ganas y tiempo antes de volver a Almagro, podéis parar en el Castillo de Peñarroya.

Castillo de Peñarroya. Foto turismocastillalamancha.es

Se trata de una edificación militar, conveniente restaurada, construida durante el s. XII por los musulmanes y que tras la batalla de las Navas de Tolosa pasó definitivamente a manos de la Orden de San Juan o del Hospital. Actualmente alberga en su interior el santuario barroco de Ntra. Sra. de Peñarroya.

Tras esta visita solo nos queda regresar a casa con el cansancio acumulado de la jornada pero, esperamos, con una sonrisa de satisfacción en la cara por la experiencia vivida.


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