Teatro Municipal de Almagro

Teatro Municipal de Almagro

Un poco de su historia

A mediados del siglo XIX comenzó a plantearse la necesidad de contar con un teatro municipal en Almagro. Las razones aportadas en la Memoria enviada en 1860 al Ministro de la Gobernación para que autorizase su construcción, por iniciativa del Ayuntamiento y de un grupo de vecinos argumentaba su necesidad en base a las nuevas demandas sociales y culturales de la población «(…) tan útil para hacer comprender a la juventud la senda de las virtudes desviándola de las costumbres corruptoras, como preciso en la época de desarrollo general de importantes mejoras que conducen al embellecimiento y grandeza de la localidad (…)».

Almagro no hacía sino seguir la tendencia iniciada en la corte madrileña que buscaba el embellecimiento de la ciudad como signo de modernidad en un tiempo en que la burguesía decimonónica reclamaba una imagen de ciudad más europeísta y despegada de las tradiciones locales.

El arquitecto encargado del proyecto fue Cirilo Vara y Soria, que eligió el estilo neo-grecorromano por adaptarse mejor a la función del edificio. El teatro se ubicó en la calle San Agustín, en un solar antes ocupado por un conjunto de viviendas en ruina. Según opinión del arquitecto, la falta de terreno era un inconveniente, pues no había sitio para una plaza, como en otros teatros, para el desahogo de espectadores y carruajes, y evitar ruidos que puedan escucharse desde fuera, pero se ajustó al terreno que disponía.

Hoy, el Teatro Municipal es una de las sedes oficiales del Festival Internacional de Almagro

El teatro tuvo una actividad teatral ininterrumpida hasta que en los años 50 del pasado siglo comenzó a utilizarse como sala de proyecciones cinematográficas. Hacia finales de los años 70, el edificio, en manifiesto deterioro, se cerró por su estado ruinoso. El teatro fue restaurado en 1989 según proyecto del insigne arquitecto D. Miguel Fisac, abriéndose de nuevo al público para el desarrollo de múltiples actividades, sobre todo teatrales. Su constante utilización hizo necesaria una nueva restauración en el año 2006,quedano el teatro tal y como lo observamos en la actualidad.

Descripción del edificio

El nuevo teatro tenía capacidad para unas 800 localidades y se distribuía en tres plantas. La planta baja tenía entradas independientes para el público, actores y empleados, y desde su vestíbulo se daba acceso al patio de butacas, de forma de elíptica. Rodeando los palcos aparecía un pasillo de circulación y acceso a los mismos que tenían pequeñas ventanas a modo de respiradero. En la primera planta encontramos un salón de descanso y un pasillo que da acceso a sus once palcos, mientras que la segunda quedó reducida a la galería en torno al patio de butacas, disponiéndose asientos en la gradería que termina por ocupar la superficie del pasillo.

La forma elíptica fue elegida por razones de acústica, reflejando así un sonido uniforme, y para un mejor aprovechamiento espacial.

La decoración interior responde, según su autor, al estilo grecorromano, con variaciones conforme a las proporciones. La fachada fue proyectada según el estilo neoclasicista descontextualizado, siguiendo la tendencia dominante de la época para edificaciones públicas e institucionales, de carácter conservador y el preferido de la clase burguesa dominante.


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